sábado, 9 de abril de 2016

Tres puntos de vista sobre la espiritualidad sin religión


‘Quererse a sí mismo’: F. Mancini

Doctor Fabrizio Mancini, su libro habla de autosanación, ¿a qué se refiere?
Primero, la salud es algo que viene de adentro para afuera, no de afuera para adentro. Segundo, las personas hoy estamos sufriendo enfermedades crónicas frente a las cuales la medicina tradicional no nos da la solución. En los últimos 25 años, la ciencia ha comenzado a ayudarnos a sanar físicamente, emocionalmente y espiritualmente.

Pero, ¿cómo se logra?
Lo primero es buscar la causa de tu problema de salud. Hoy día, notamos que la causa de los problemas no es solo física. Puede ser lo que estamos comiendo o que no estamos haciendo suficiente ejercicio. O puede ser algo emocional, por ejemplo que tenemos mucho rencor. O no estamos viviendo una vida gratificante o no estamos amándonos suficientemente. O no estamos viviendo una vida espiritual y no tenemos seguridad o esperanza de que algo positivo va pasar. O no pasamos suficiente tiempo en la naturaleza, o no estamos rezando o meditando, como debemos, todos los días. Estudios científicos han demostrado que cuando rezamos nos sube la esperanza. Estamos conectados con una inteligencia más grande que nosotros, la inteligencia que recorre el universo, la inteligencia que coge dos células y hace trillones de células que forman el cuerpo humano.

Hay una inteligencia que está recordándonos que tenemos que respirar.

Esa inteligencia es la que nos está ayudando a poder sanar cuando nosotros estamos tomando hábitos que no nos están permitiendo tener salud.

Doctor Mancini, pero si uno no cree en Dios en realidad hay millones de ateos en este mundo–, ¿qué les puede uno decir? ¿O ya no hay ninguna esperanza para una persona así?

Sinceramente, la espiritualidad no es una religión. Hoy estamos viendo que si no crees en Dios puedes creer en la naturaleza. Si sale el sol, esa es la naturaleza. Si alguien va a tener un hijo, esa es la naturaleza. Esa es una de las maneras como puedes vivir una vida espiritual.

La meditación es otra manera de ejercer una vida espiritual. Cuando respiras profundamente logras dos cosas: una, te ayuda a que tengas más oxígeno en tu cuerpo y el oxígeno sana; y dos, ayuda a que el cerebro descanse un poco, porque hoy día tenemos una vida muy agitada y nuestro cerebro está funcionando mucho más rápido de lo que debe y eso nos está enfermando.

A propósito de la meditación, hay prejuicios, ignorancia, la gente cree que hay que quedarse pensando en nada y eso se le hace difícil. ¿Cómo es la meditación? ¿Qué podemos decir?
La nueva ciencia dice que todos tenemos por lo menos 60.000 pensamientos al día, 80 por ciento de esos pensamientos son los mismos que tuvimos el día anterior y 90 por ciento de esos pensamientos son negativos. La meditación te ayuda a reprogramar el subconsciente. Si naciste en una familia que te dice: nunca vas a poder hacer nada grande en tu vida, nunca vas a poder ganar suficiente dinero, nunca vas a poder escribir un libro, nunca vas a poder tener una familia que te quiera, entonces ya te programaste para tener esa realidad en tu vida. Mediante la meditación tú puedes programar lo que tú quieres ver en el futuro, y eso hace que puedas atraer uno mejor.
‘Budismo no es una religión, es un camino’

Maestro zen Densho Quintero, quisiera que nos ilustrara sobre el budismo zen y qué le ofrece al hombre de hoy.
Ante todo, no es una creencia ni una filosofía, es un camino práctico para la vida cotidiana. Un camino de indagación en la propia mente. Nos invita a entender cómo somos los creadores de nuestro propio sufrimiento, a partir de la manera como nos relacionamos con las cosas desde las ideas, del valor que les damos. Si este reloj es muy importante para mí, voy a tener una relación con él: que si no me gusta, que si ya quiero cambiarlo... El budismo nos lleva a entender desde dónde reaccionamos. Reaccionamos desde el orgullo, la envidia, la vanidad, el odio, la codicia, que son respuestas del ego. Cuando uno no es consciente de sus reacciones, eso produce sufrimiento en uno y en los demás. Si detenemos esos impulsos mecánicos, podemos mirar hacia adentro y observar cuál es el impulso que dirige esa reacción.

¿Cómo llevar esto a la vida de los colombianos, tan ligada al dolor y al sufrimiento?
Lo primero es mirarnos a nosotros mismos. Uno lo ve, por ejemplo, en el tránsito de Bogotá, que es un caos: la gente se sube a un carro, empieza a manejar y se convierte en un monstruo. Buscamos cualquier excusa para reaccionar violentamente. Y decimos de los demás que son violentos. No nos damos cuenta de que los focos de violencia están en nuestras propias familias, en el trabajo, en el colegio y en la calle; en la manera como nos relacionamos con los demás. Es importante que cada uno reflexione en qué medida aporta a esos comportamientos.

Háblenos del sufrimiento
Buda decía que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Si me

golpeo clavando una puntilla, voy a sentir dolor. ¿Cómo me relaciono con ese dolor? Voy a culparme: que no puse atención o ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? Me voy a poner como víctima. Ahí, el dolor se convierte en sufrimiento.
‘Frenar la necesidad de venganza’: Olga S. Otero
Doctora Olga Susana Otero, su libro ‘Viaje a lo profundo del alma’ habla de “cómo buscar en la historia familiar la solución a los problemas físicos y emocionales desde el perdón”. ¿De qué manera puede uno entender esto?
El libro nació después de una experiencia de muerte que yo tuve cuando estaba naciendo mi segundo hijo. Entonces me cuestioné la vida misma y mi propia filosofía de vida y me di cuenta de que podría tener un determinado nivel de vibración emocional y que es nuestra responsabilidad poder hacer ese cambio. Empecé a cuestionarme qué es la espiritualidad y para qué nos sirve y a comprender que la espiritualidad no es solamente religión, sino conciencia y compromiso en nuestro actuar, nuestro sentir y nuestro pensar.

Y comencé a escribir este libro en el que hablo de herramientas que pueden ayudarnos a tener un nivel de conciencia y de acción que sea mucho más conciliador con los demás. Me dedique a trabajar el árbol genealógico para tratar de encontrar en el pasado de nuestra historia familiar algo importantísimo como lo es el sistema de creencias. ¿Yo en qué creo, en qué creyó mi familia y a qué soy yo leal? Resulta que si en mi familia hubo un prejuicio con respecto de las personas de color o a las personas pobres o a quienes no tienen dinero, yo voy a actuar bajo ese prejuicio en todas las circunstancias porque está presente en mí de manera inconsciente. Revisar nuestro sistema de creencias, qué pensaron mis abuelos respecto de ciertos temas, me hace entender por qué yo a veces tengo una serie de prejuicios frente a ciertas circunstancias, que no me permiten ver e interpretar de forma diferente lo que ha sucedido.

¿Cuáles son los aportes centrales de su libro?
El libro tiene aportes importantes respecto a las relaciones interpersonales, pero especialmente respecto a la familia. Hablo de la relación padres e hijos, y de cómo es más positivo y más amoroso, en ese sentido espiritual, respetar al padre y a la madre, pero que los padres y las madres, y los adultos también respeten a los hijos.

Asimismo, hablo sobre la relación de pareja y del equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe. Cómo uno no puede darle a alguien mucho más de lo que esa persona es capaz de devolver, porque rompemos el vínculo, rompemos la relación. A nadie le gusta estar en saldo rojo. Y menos afectivamente.

Otro punto es el respeto a la jerarquía y al orden. La mayoría de los conflictos se da porque alguien no respeta el lugar del otro. O porque abusa de los otros con su autoridad.

Esos tres puntos se llaman los órdenes del amor y se revisan en cada entorno a través de una constelación familiar.

En Colombia, muchos sienten que la paz no se debe buscar mediante el diálogo, porque hay dolores que no se pueden perdonar, y que lo debido es vencer al enemigo.

El alma humana siente que si alguien ha lastimado, ha traicionado o ha hecho daño la violencia de esa persona víctima justifica una venganza. En el fondo es un deseo de hacer un equilibrio con lo que nos dieron negativo. Una forma de lograr la paz es imaginar que en vez de seguir dando más de lo negativo que nos dieron, dar menos de eso negativo. Es la única forma de disminuir esta escalada de violencia. Es la única manera de llegar a la paz. Frenar esta sensación de venganza que nos nace de ese desequilibrio. Las víctimas no somos menos víctimas ni mejor reparadas entre más venganza permitamos y entre más violencia haya.

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