martes, 10 de mayo de 2016

En la crisis de Puerto Rico, Washington tendrá la última palabra

Estatus de la isla la deja sin herramientas, por lo que le urge la ayuda del Congreso.

Puerto Rico no puede acudir a organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, pero tampoco tiene acceso a condiciones favorables como cualquier otro estado de Estados Unidos, pues es un territorio no incorporado de la potencia mundial. Por eso, su caótica crisis económica, que se acaba de acentuar con la cesación de pagos (default) de intereses y capital de su deuda, tardará en ser resuelta.
A comienzos de la semana que terminó, la isla incurrió en un impago de 367 millones de dólares, y el oscuro panorama que ya se veía venir desde mediados del 2015 puede empeorar en los próximos meses, cuando se deban pagar vencimientos más grandes de su abultada deuda de 72.000 millones de dólares.

Factores como la pérdida de competitividad, la imposibilidad de hacer una política monetaria propia por tener una economía dolarizada, una actividad económica que viene cayendo desde hace más de una década y políticas desacertadas son los principales componentes que han colocado a la isla contra la pared, y lo peor de todo es que una posible solución de esa sin salida pasa por un acuerdo político en el Congreso de EE. UU., que en estos momentos está estancado por la pugnacidad propia de un año electoral.
Mientras tanto, Puerto Rico se acerca a una situación más grave, pues el primero de julio se vencen bonos por cerca de 2.000 millones de dólares, de los cuales 774 millones corresponden a obligaciones generales, que están garantizadas por la Constitución, lo que quiere decir que se presentará un hecho inédito con la violación de la Carta, con inciertas implicaciones económicas y políticas.
En términos prácticos, Puerto Rico, que fue sacado hace 32 años del capítulo 9 de la ley de bancarrota de EE. UU., no tiene autonomía para reestructurar su deuda.
“Tenemos que esperar la acción del Congreso de EE. UU. Nada más. El Legislativo en Washington debe autorizar una reestructuración de la deuda de la forma como no se les dio a países como Argentina”, le dijo a EL TIEMPO el economista Vicente Feliciano, presidente de la firma Advantage Business Consulting de Puerto Rico
Sin embargo, el analista considera que la iniciativa del Partido Demócrata y la Casa Blanca para reestructurar la deuda de Puerto Rico se ha encontrado con la oposición del Partido Republicano, que con esa actitud “está castigando a la isla”.
Pero la crisis de pagos ya se está comenzado a sentir en diferentes actividades: están circulando menos patrullas de policía por la falta de recursos para pagar la gasolina, la atención en centros para niños especiales se está viendo restringida, la comida para las cárceles y la lucha contra el virus del zika también se están viendo afectadas.
Otro elemento preocupante que señala Feliciano es que “el sistema de pensiones del gobierno se agotará en julio del 2018, es decir, se agotarán las reservas para el pago de miles de jubilados”.
Pocas alternativas para la isla
Sin embargo, la economía de Puerto Rico cuenta con algunas actividades que todavía son importantes, pero cuyos recursos no son suficientes para evitar la crisis: el sector turístico, el sector aeronáutico y el farmacéutico están sacando la cara. Por ejemplo, en la isla se producen la mayoría de marcapasos que se utilizan en Estados Unidos y diferentes medicamentos de varias multinacionales asentadas en la isla.
Un informe de la firma Moody’s Analytics indica que, en la medida en que se vayan venciendo pagos de deuda de la isla que no se puedan reconocer, esto “pondrá más presión sobre el Congreso estadounidense para que actúe”.
Además, el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, comenzó a aplicar la nueva ley de moratoria, la cual suspende los pagos de la deuda en favor de servicios públicos esenciales, hecho que irrita a los acreedores estadounidenses.
Juan Pablo Fuentes, economista de Moody’s Analytics, le dijo a este diario que “un elemento de preocupación y que se ha venido presentando es la salida de cientos de miles de ciudadanos, por lo que esta falta de mano de obra afecta cualquier intento por recuperar la economía”.

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